17 de agosto de 2014

Estrategias para enseñar a pensar en el aula






¿Alguna vez han pensado en los espacios educativos como escenarios donde cada persona juega un rol? En el hogar, las personas adultas educan y los jóvenes aprenden; en la escuela el profesor o experto educa y adiestra, el grupo aprende. Los roles parecen claros, y desafortunadamente por mucho tiempo han sido inamovibles. Pese a que parecen estar tan naturalizados, las personas no siempre los pueden ejecutar por el sólo hecho de ser designados como tales; es decir que para asegurar el éxito de su ejecución, el estudiante tiene que aprender a aprender y el docente o profesor tiene que aprender a enseñar a pensar.


Como se imaginarán ambas tareas representan retos enormes y requieren de procesos de formación y praxis que rebasan por mucho el espacio de este blog. Pero, como apoyo a su formación, parece útil presentar aquí brevemente algunas de las estrategias de enseñanza más útiles en los entornos educativos formales.

La enseñanza es un acto estratégico e intencionado de mediación; el agente que enseña prepara, organiza y proporciona al grupo situaciones y recursos de apoyo que servirán como un “puente” o un “andamio” para que las y los participantes del grupo se aproximen, reflexionen y comprendan los contenidos curriculares. Si bien la enseñanza es un proceso que comienza con el protagonismo del educador –que elige, diseña y propone-, durante su ejecución sin lugar a dudas se convierte en una construcción conjunta, donde el grupo negocia y crea el diálogo y el saber, pero esta creación conjunta sólo se logra si el educador pone en juego una actitud constructivista hacia el aprendizaje, así como una serie de estrategias para prestar la ayuda pedagógica.

Frida Díaz-Barriga (2002) sintetiza las estrategias de enseñanza como los “procedimientos que el agente de enseñanza utiliza en forma reflexiva y flexible para promover el logro de aprendizajes significativos en los alumnos”. Por el momento en que se usan, estas estrategias pueden clasificarse en:

Preinstruccionales: aquellas que se utilizan durante la preparación de la sesión o al inicio de la misma; sirven para alertar e incentivar al estudiante sobre qué y cómo va a aprender. Algunos ejemplos:
  • Preparación de objetivos claros o intenciones educativas; presentación explícita de ellas y diálogo con el grupo al respecto.
  • Preparación de ilustraciones (fotografías, dibujos, pinturas, diagramas, infografías) y gráficas, para apoyar el trabajo sobre los contenidos.
  • Preparación de organizadores gráficos para la presentación de los contenidos (esquemas, mapas conceptuales y mentales, cuadros sinópticos, diagramas de llaves).
  • Preparación de resúmenes y casos para trabajar los contenidos.
  • Señalizaciones en el discurso escrito (usar claves, avisos y resaltados estratégicos dentro del texto impreso o en power point; presentación previa de la información relevante; presentación final de la información relevante; empleo de recursos de edición para destacar ideas).
Coinstruccionales: las que se utilizan durante una sesión; favorecen la atención del estudiante y apoyan sus procesos de codificación, conceptualización, organización y comprensión de los contenidos. Ejemplos:
  • Activación del conocimiento previo, mediante preguntas y socialización de lo que saben sobre el tema.
  • Uso de alguna actividad focal introductoria (estrategias o situaciones específicas que generan discrepancia con los conocimientos previos del grupo).
  • Señalizaciones en el discurso oral (explicación de conceptos, uso de redundancias, de ejemplos o simplificaciones; preguntas intercaladas, confirmaciones, repeticiones, reformulaciones, recapitulaciones, analogías).
  • Discusión guiada (interacción planificada sobre un tema central).
  • Elaboración de mapas conceptuales o mentales o algún otro organizador gráfico, para apoyar la explicación y el diálogo con el grupo.
Postinstruccionales: las que se utilizan al término de una sesión o secuencia; ayudan al estudiante a tener una visión integral del material trabajado. Ejemplos:
  • Elaboración de resúmenes y síntesis, cuadros sinópticos, mapas conceptuales y mentales (por parte de los estudiantes).
  • Resolución de problemas y casos, donde se apliquen los aprendizajes.
  • Realización de investigaciones, para ampliar los conocimientos.
  • Elaboración de Cuadros C-Q-A (se trata de una estrategia para activar y sistematizar los conocimientos; tiene la forma de una tabla con 3 columnas y se va llenando desde el inicio de la sesión o secuencia; al principio, el estudiante anota lo que sabe y lo que quiere aprender sobre un tema; al final, anota lo que ha aprendido).

Ahora que hemos identificado algunas de las estrategias y posibilidades para apoyar a las y los estudiantes en su propio proceso de aprender, ¿han identificado cuáles han puesto en práctica ustedes, como formadores en salud?


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