El
concepto de Educación para la Salud ha ido evolucionando en las últimas
décadas; hoy se entiende como una herramienta dialógica y participativa para potenciar
el desarrollo de las personas y facilitar el mejoramiento de la salud de las
poblaciones; sin embargo, esta concepción se fue construyendo al paso de los
años, de la mano de los mismos cambios en el concepto de salud y de las
transformaciones epistemológicas en los modelos y métodos pedagógicos.
La historia respecto al surgimiento y consolidación de la Educación para
la Salud como campo disciplinar y quehacer sanitario es larga; su origen se
remonta a finales del siglo XIX cuando especialistas sanitarios enfatizaron la
necesidad de incorporar en la formación de médicos temas como el saneamiento
ambiental, la higiene y la salud escolar; si bien comienza con una visión preventivista (evitar la enfermedad a
partir de mantenerse al margen de agentes infecciosos y de contaminantes) y una
metodología educativo/persuasiva, poco a poco se fue construyendo una idea de
educación sanitaria para la conservación
de una vida saludable.
Línea del tiempo, elaborada por Rocío López Lara
A mediados del siglo pasado, se hablaba de la “educación sanitaria” como un conjunto de experiencias que buscaban instruir a la persona sobre nociones fundamentales relativas a la salud y la enfermedad, así como inculcarle hábitos, actitudes y conocimientos útiles para su salud, la de su familia y la de su comunidad; con ello se trataba de despertar en ella el deseo de estar sana. Esta educación sanitaria encontró su espacio de acción predominante en la escuela de nivel básico y medio, centrándose en la transmisión de información en materia de higiene; en ese tiempo para la misma UNESCO y para la OMS el campo de acción de esta disciplina era el niño y su objetivo era educarlo sobre alimentación, nutrición e higiene, para que llevase una vida sana.
Al
paso de los años, se fueron incorporando otros “temas” a esta educación
sanitaria escolar como la prevención del consumo de drogas y los
comportamientos saludables en la infancia y adolescencia. Las lecciones de aula
se complementaban con experiencias extracurriculares como el saneamiento de los
propios locales escolares. La educación sanitaria de los adultos se comenzó a
trabajar como educación extraescolar, centrándose en la transmisión de
conocimientos sanitarios y el fomento de actitudes, hábitos y prácticas
higiénicas.
En
1964, un Comité de expertos de la OMS señaló que la educación sanitaria era
parte integrante de la labor del médico general, por lo que debía cooperar con
los servicios de higiene escolar, de higiene materno-infantil y de higiene del
trabajo, así como con las autoridades locales y con el personal auxiliar
comunitario. Si bien seguía siendo una visión higienista de la educación
sanitaria, representó un primer llamado a la medicina respecto a su
responsabilidad con las tareas educativas en salud.
Fue
a partir de que disciplinas como la Higiene Social, la Medicina Social y la
propia Salud Pública fueron aportando conocimientos sobre la determinación
social de la salud que la noción de Educación para la Salud se expandió a un
paradigma de bienestar del individuo
y de la colectividad (Valadez y otros, 2004). En 1986, los países de la Organización Mundial de la Salud reafirmaron en la
Carta de Ottawa el papel trascendental que debe jugar la Educación para la Salud
en el logro de las aspiraciones del mundo por una salud para todos, en
condiciones de equidad y con escenarios que favorezcan la capacidad y la
autonomía de las poblaciones, a fin de que puedan realizar elecciones
tendientes a su salud.
En ese camino nos encontramos...
ES UNA FALACIA LO DE SALUD, YA QUE LOS MISMOS GOBIERNOS SE ENCARGAN DE FABRICAR ESTOS VIRUS LANZÁNDOLOS A LA SOCIEDAD Y TENER GANANCIAS DUDOSAS POR LAS VACUNAS Y MEDICINAS.
ResponderBorrarjajajaja Xd ya sientese señora
Borrar... yo nomas buscaba mi tarea
BorrarJAJAJAJAJAJJA ay no, que feo caso
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